La Alameda de los Descalzos es un antiguo paseo ubicado en el distrito del Rímac. Fue construido en 1611 por el Virrey Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros. Tenía tres fuentes de piedra con surtidores de agua y bancas. Se colocaron ocho hileras de árboles que formaban siete calles, tres de las cuales eran tan anchas que por ellas podían rodar seis carrozas en fila y, por las otras cuatro calles, una. Al inicio se le llamó “Alameda Grande” al haber tenido como modelo a la Alameda de Sevilla mencionada anteriormente; convirtiéndose en el primer espacio urbano verde con hileras de árboles destinado a la vida social limeña. Tiene como perspectiva el Convento y la Iglesia de los Descalzos; a pie del Cerro San Cristóbal.

La Plaza Santa Ana fue trazada en los inicios de la fundación de la ciudad de Lima en el siglo XVI. La plaza conectaba el barrio de Santa Ana con la Plaza de Armas, y recibía ese nombre por la iglesia ubicada frente a ella. En esta plaza, el libertador Don José de San Martín declaró la Independencia del Perú en 1821. En el siglo XIX, los alrededores de la plaza se convirtieron en el barrio italiano más grande. Posteriormente, tras la inauguración de un monumento en honor al italiano Antonio Raimondi, se cambió el nombre de la plaza a Plaza Italia.

Se encuentra en la Provincia Constitucional del Callao, ubicada estratégicamente en las cercanías del Océano Pacífico y a unos 15 km del Centro de Lima. Esta fortaleza fue un baluarte defensivo vital para proteger el puerto del Callao de los ataques enemigos. Su diseño la convierte en un ejemplo destacado de arquitectura militar del siglo XVIII. La Fortaleza del Real Felipe ha sido reconocida por su importancia histórica y defensiva, inscrita en la Lista Indicativa del Patrimonio Mundial como un testimonio de la protección marítima que forjó la historia de la región.

El lugar donde se construyó este parque estuvo ocupado por la puerta sur de la muralla de Lima, la Puerta de Guadalupe. Cuando el presidente José Balta dispuso la demolición de estas murallas dentro de su plan de modernización de la ciudad, se planeó que este lugar sería destinado a la construcción de un parque que albergaría la Exposición Internacional de Lima de 1872. Así, junto con el parque, se edificó el Palacio de la Exposición (hoy Museo de Arte de Lima). La planificación del nuevo parque estuvo a cargo del Manuel Atanasio Fuentes y del arquitecto italiano Antonio Leonardi. Su diseño fue de corte europeo neorrenacentista y contemplaba la construcción de varios otros pabellones, incluyendo un zoológico y varias otras construcciones menores.

La plaza San Martín fue inaugurada por Augusto B. Leguía el 27 de julio de 1921, como parte de las fastuosas celebraciones por el centenario de la emancipación. Con ella se buscaba expresar la grandeza y solidez del Perú independiente y, por ello, cada elemento que la compone luce un aspecto monumental. En el lugar en el que actualmente se encuentra la plaza había funcionado el antiguo hospital de San Juan de Dios y, desde 1850, una estación ferroviaria. Si bien la plaza San Martín y los edificios que la rodean son producto del trabajo de varios arquitectos, el conjunto mantiene una armonía estilística poco común en nuestra ciudad.

La plazoleta de la Recoleta, hoy plaza Francia, es un lugar importante en la historia de la ciudad de Lima. En la época prehispánica fue parte de los caminos que llevaban a la plaza principal, y se situaba en una vía que conducía directamente al santuario de Pachacamac. La historia colonial de esta plaza, posteriormente, nace con la fundación de un templo religioso de la orden dominica: La Iglesia de la Rocoleta, a la cual debe su nombre. A fines del siglo XIX la rodeaban unas columnas de cinco metros de altura que sostenían una ramada que albergaba un mercado con puestos de carne, papas, legumbres y otras especies.

Este proyecto consiste en un conjunto residencial que cubre un área de 30 hectáreas para una población de entre 5,500 a 6,000 habitantes. Además, consta de 55 bloques de vivienda multifamiliar de diferentes tipologías con una altura variada entre dos, tres y cuatro niveles. Además, el proyecto incluye edificios destinados a servicios comerciales, recreativos, cívicos y educativos. Todas estas áreas se encuentran rodeadas de áreas verdes, lo que permite que se creen paisajes de carácter campestre dentro de la ciudad que Kahatt (2015) lo denomina como un racionalismo bucólico.

La Gran Unidad Escolar Melitón Carbajal fue diseñada por el arquitecto Alberto Jimeno y construida entre 1949 y 1950 en el distrito de Lince. Esta unidad escolar fue parte de un plan mayor del Estado que buscaba cubrir la demanda educativa adaptándose a lo que llamaron pedagogía contemporánea; no es el edificio escolar destinado a una escuela o colegio, es una serie de pabellones acoplados dentro de una gran unidad, donde tiene cabida la escuela primaria, la secundaria, la técnica, la residencia magisterial, los talleres e instalaciones para manualidades, las salas destinadas a las ciencias y las artes, los patios de recreo, la piscina, entre otros. Expresiones de la vida académica que buscaban convertir a cada Gran Unidad Escolar en emporio de sociabilidad, foco de ilustración popular y materializada elección de estética local.

El colegio Pestalozzi fue diseñado por los arquitectos Carlos Morales Macchiavello y Eugenio Montagne en 1950 en el distrito de Miraflores. El conjunto, debía comprender el colegio en sí y el club para la colonia suiza en el Perú, con ciertos servicios comunes tales como los campos deportivos, el gimnasio, el salón de actos, la biblioteca y el kindergarten. El gimnasio, diseñado para servir también de salón de actos al igual que ciertos programas multifuncionales, permiten su aprovechamiento fuera de las horas de clase por el personal del club. La construcción es realizada a base de estructuras de concreto armado con una orientación hacia el norte, protegiendo los salones con aleros y parasoles.

Siendo alcalde de Lince el Señor Carlos Campodónico, en fecha 27 de abril de 1950 acordó junto al Concejo promover un concurso arquitectónico para el nuevo local municipal, bajo los auspicios de la Sociedad de Arquitectos del Perú, que designó miembros del jurado a los arquitectos Paul Linder, Luis Miró Quesada y Javier Cayo; correspondiendo el primer premio al proyecto presentado por el arquitecto Raúl Morey M. Discutibles alteraciones, sin la anuencia del proyectista, se realizaron en la obra a raíz del cambio del personal directivo del Concejo, no habiéndose logrado felizmente, un absurdo viraje hacia el estilo colonial español, que habría desvirtuado el sentido del moderno proyecto.

Este edificio institucional de oficinas, realizado una década después del de Reiser & Curioni, nos ubica ante la persistencia de ciertos planteos de Velarde afines con el Movimiento Moderno. La solidez del conjunto se manifiesta en el planteo de Velarde en lo robusto y definido de los volúmenes del edificio que comprende dos prismas superpuestos. No puede negarse una referencia historicista en la presencia de las fuertes pilastras monumentales que enmarcan una fenestración de vanos horizontales divididos por tableros rehundidos en el plano de las ventanas. El efecto de luces y sombras que definen estas pilastras monumentales es muy fuerte y acusa el carácter de firmeza y solidez del conjunto.

El Colegio León Pinelo consta de varias etapas realizadas sucesivamente a partir de 1952, sobre un terreno ubicado en la avenida Pezet, que ha ido ampliándose a medida que el colegio fue adquiriendo las propiedades vecinas. La primera parte es una solución en dos niveles alrededor de un patio, en la cual se disponen las aulas, laboratorios, oficinas administrativas y servicios. La arquitectura es funcional y simple, mostrándose claramente el tipo arquitectónico donde destacan los detalles de escaleras, barandas y carpintería. En la fachada exterior y los jardines, los arquitectos utilizan columnas de dos pisos de altura para darle unidad a los volúmenes que contrastan con las partes llenas. La entrada es tratada en forma singular por la ubicación de muros ciegos que contrastan con la puerta y celosía decorada con vidrio.

Ubicado en el distrito de Miraflores, el colegio Alexander Von Humboldt, fue obra del arquitecto alemán Paul Linder, quien residió en el Perú desde 1930, posterior a su formación en la escuela Bauhaus. El proyecto, que integra arquitectura y mobiliario, reitera las características nítidas de toda su trayectoria arquitectónica. Una comprometida búsqueda formal cimentada en razones no sólo de orden práctico, sino también comunicativo, da lugar a volúmenes abovedados, dentados y regulares en el vestíbulo que recibe al visitante; así como expresiones que van desde el minimalismo del muro revocado y pintado de blanco, al delicado diseño bidimensional en carpinterías de fierro, se integran y compenetran en un concierto de colores perceptible en los patios interiores formados con el desarrollo de las aulas.

Este edificio fue diseñado especialmente para las necesidades de la Compañía Nacional de Teléfonos en las que se reunían la función operativa y administrativa de la empresa. El lote, ubicado al poniente, obligó al arquitecto a buscar una fachada sombreada a través de volados y rompe soles horizontales dándole en esa forma una elegancia muy especial a la construcción. La estructura de concreto en la parte posterior fue trabajada sobre pórticos de 10.60 m. de luz para facilitar la colocación de los equipos; de esta manera, la modulación del espacio ofrece un área espaciosa y bien ventilada para la instalación de sus oficinas.

La toma de terreno para este proyecto no se basó en una trama articulada, sino en una extensa superficie en la que se proyectó un sistema de edificios, casas y equipamientos que se irían agregando con el tiempo para crear una ciudad. El conjunto destaca por la configuración de los subespacios, el manejo de las escalas y el aprovechamiento de las tipologías obtenidas. Resalta la importancia del factor económico y cómo se buscó variedad y una configuración de espacios urbanos de calidad. En la actualidad, este conjunto se ha integrado completamente a la trama de la ciudad.

Para la solución de la torre de la Cámara de Comercio del Callao se recurre a producir una hendidura en el volumen del edificio, para dar la ilusión que se trata de dos torres y de esta manera acentuar su verticalidad. Seoane recurre, además, a mostrar las columnas sobre salidas del plomo de fachada, con el mismo fin al descrito anteriormente. En el archivo de anteproyectos encontrados, más bien, se juega con los alféizares y se utilizan soluciones parecidas por ejemplo al del edificio Chavín en la Plaza San Agustín; pero posteriormente se cambia a la solución mencionada y que está emparentada con otras soluciones utilizadas antes y de las cuales hay varios anteproyectos que no se han podido identificar.